lunes, 17 de septiembre de 2012

Primera Semana.

Las costumbres y hábitos adquiridos, la inercia de vivir en una sociedad de consumo, las comodidades personales, los caprichos... Es larga la lista contra lo que hay que enfrentarse  si se pretende no gastar absolutamente nada.

En mi primera semana de huelga el abastecimiento previo no fue el adecuado habiendo pequeños fallos en la planificación, aunque en general fue satisfactorio.

Para el próximo mes, tendré que ser más minucioso con los detalles, ya que se me pasaron algunos como el transporte público; y también debería de haber sacado dinero en metálico para emergencias que puedan ocurrir, porque en algunos momentos ha sido complicado seguir fiel al propósito inicial de no comprar absolutamente nada.

Mi  principal conclusión es que estoy demasiado ligado al consumo como para poder seguir la idea utópica de desvincularme de ello salvo para las necesidades básicas, aunque es posible implantar  entre mis costumbres una semana al mes en la que no consuma prácticamente nada (excepto el mínimo gasto de luz y agua que viviendo en una ciudad es imprescindible).

Salir de casa, las comodidades cotidianas, quedar con los amigos...,  muchas cosas incitan a gastar algo por poco que sea. Pero lo importante es ir paso a paso, y sobre todo saber que es posible, sin rozar la agonía, consumir lo más básico y que se puede reducir casi a nada durante al menos una semana al mes.

Lo que más me complace es la satisfacción de poder cumplir un objetivo personal y en segundo lugar, ¡es una gozada llegar a mediados de mes y seguir teniendo dinero en la cuenta corriente!.

Todo esto me anima a poder seguir repitiéndola cada mes, y con la esperanza de que más gente se una a esta forma de protesta.

1 comentario:

  1. No estás solo...

    Los "grandes" cambios comienzan con acciones "pequeñas" como la tuya. El consumo desmesurado al que estamos sometidos, se puede reducir a la mínima expresión.

    Empezando por dejar de comprar alimentos de tipo "pre":

    preparados, precocidos, precongelados, presuntamente sanos.
    En mi casa (que es de mi mujer), estamos aprendiendo a moderar el consumo, porque nuestro propósito para el año 2013 es "vivir con lo puesto", para lograrlo solo tuve que dejar de trabajar, por razones "obvias" que no voy a especificar, pero anticipando el despropósito actual de esta sociedad dormida, que aguanta todo lo que le echen sin decir "esta boca es mia".
    Una iniciativa como esa no es fácil de entender y mucho menos de aceptar por el "consumista medio", pero es una experiencia reveladora:
    A menos dinero menos problemas y curiosamente ahora me alimento de una manera más sana.

    El dinero es como todo lo "ilusorio", a primera vista parece importante o necesario, una vez entiendes que eres esclavo por una cifra en un banco, o un simple papel moneda encuentras los medios para prescindir de él...

    Me alegra ver que hay mas "Humanos" que experimentan, efectuando "pequeños grandes" cambios en sus vidas.

    Saludos

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